Por: por Beatriz Sarlo
Estoy esperando un tren; llegará con una puntualidad que desmiente cualquier reloj que no marque exactamente su horario; el guarda me dirá buenos días, aunque, por supuesto, no me conoce; me voy a sentar del lado de la ventanilla y no me pondré a leer nada porque soy una extranjera y prefiero mirar lo que me rodea. Es hora pico en la ciudad, miles de personas usan este tren todos los días. Protestan bastante porque les parece que el cuidado de las estaciones no responde a los mejores estándares, mientras yo pienso que no les vendría mal dar un paseo en el Roca o el Sarmiento.
Estoy esperando un tren en la cabina de cristal de una estación de barrio. Hace frío, pero no acá adentro. Miro el piso y el techo, cemento apenas rugoso y muy limpio, bancos de madera con algunas viejas manchas lustrosas.
Al subir la escalera que conduce al andén (prefiero la escalera al ascensor, porque la escalera me permite emerger lentamente en el paisaje de vías un poco elevadas, como si corrieran a la altura de la copa de los árboles), vi algunos graffitis nuevos y me da cierta pena que esta noche, cuando regrese, probablemente ya los hayan blanqueado.
Sus vagones son decentes, sus puertas herméticas, sus guardas corteses, sus altoparlantes que anuncian la próxima estación. La mayoría de quienes viajan conmigo son negros y viven en los barrios más pobres de la ciudad, hacia el sur, donde hay droga y violencia.
Sin embargo, a todos les resultaría increíble la compulsiva realidad de quienes, en Argentina, van a trabajar colgados de un pasamanos, en vagones desgarrados y percudidos, que "prestan servicios" cuyos horarios son inciertos. Muchos de mis compañeros de vagón viven en lugares considerados inseguros por las capas medias, pero no imaginan que viajar en tren sea peligroso. Esa idea les resultaría incomprensible. Pienso en el Sarmiento.
TBA vende "buzones" ¡y hay gente que hace cola para comprarlos!
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Aunque usted no lo crea, este titulo no tiene nada de exagerado. Se viene dando todos los dias en las boleterias del tren que llega hasta Puerto Madero.
Colas de personas que quieren comprar un abono para un servicio que no se está prestando. Llegan temprano a la estación, tratan de conseguir el tan ansiado
abono que les permita llegar hasta sus trabajos en las cercanías de Puerto Madero, pero el boletero les responde siempre lo mismo: no se venden abonos, no
hay pasajes, venga despues del dia 5 del mes...
La gente se pone mal, discute, llama al 0800 de TBA sin salir de la cola de la boleteria, ¿y que consigue?, depende, a cada persona le terminan contestando
algo distinto.
Entonces cabe preguntarse ¿Que tiene de especial el servicio que se presta desde Merlo a Puerto Madero y desde Castelar a Puerto Madero?
Bueno, en principio es un servicio "diferencial", que cuesta más de 6 veces lo que cuesta el servicio "normal", (si es que puede tener algo de normal este
ultimo).
Pero lo cierto es que el ultimo martes 26 de agosto, el servicio diferencial se quedó en medio de tunel y comenzó a llenarse de humo, obligando a sus
desesperados pasajeros a evacuar el tren, en la oscuridad, en unas vias llenas de pozos y barro.
A partir de esa fecha, el servicio ya no se presta con normalidad. De las dos formaciones que deberían prestar el servicio, solo circula una y en ocaciones
ninguna. La formación solo llega hasta la estacion Miserere, pero la gente que ya tiene su abono pagó por la totalidad del servicio. La empresa TBA ofrece
un papelito por cada servicio que no se presta, pero obliga a sus abonados a ir cada dia a la boleteria a retirarlo, con la promesa que los canjeará por el
dinero de la devolución del pasaje a partir del dia 6 del mes.
Cobrar por un servicio que se sabe que no se va a prestar, ¿no es lo más parecido a una ESTAFA?.
Y que la gente se despere por comprar uno ... ¡Ah!, eso si que no sé como calificarlo.